El Salmo 77 nos enseña que podemos llegar a tener una crisis de fe (confianza) en Dios cuando no responde cuando y como queremos a nuestro clamor. ¿Qué hacemos cuando nos sentimos defraudados por Dios?
El éxodo por el Mar Rojo, Marc Chagall
Salmo 77
La Biblia de nuestro pueblo
Al director de coro. Según Yedutún. Salmo de Asaf.
¡A voces clamo a Dios,
a voces clamo con insistencia a Dios,
que me escuche enseguida!
En mi angustia te busco, Dueño mío,
te tiendo mis manos sin descanso,
y rechazo todo consuelo.
Me acuerdo de Dios entre gemidos,
meditando, mi espíritu languidece.
Tú sujetas los párpados de mis ojos,
me agito, sin poder hablar.
Considero los días antiguos,
los años remotos recuerdo.
De noche, tocando la lira,
mi corazón medita
y mi espíritu indaga.
¿Es que el Señor nos rechazará para siempre
y dejará de sernos propicio?
¿Se habrá agotado para siempre su misericordia,
se habrá terminado para el futuro su promesa?
¿Habrá olvidado Dios su bondad
o cerrado con ira sus entrañas?
Y me digo: Éste es mi dolor:
la mano del Altísimo está paralizada.
Recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
considero todas tus proezas,
considero todas tus hazañas.
Dios mío, tu camino es santo,
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que obras maravillas
y mostraste a los pueblos tu poder.
Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, oh Dios,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaron sus aguas,
retumbaron los nubarrones,
tus rayos zigzaguearon.
Rodaba el estruendo de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el mundo,
la tierra temblaba y retemblaba.
Tu camino discurría por las aguas,
tu sendero por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas.
Guiaste a tu pueblo como un rebaño
por la mano de Moisés y de Aarón.