reflexión

¿Qué debemos hacer con Jesucristo?

En su ensayo, «¿Qué debemos hacer con Jesucristo?», C.S. Lewis escribe que «la verdadera cuestión no es qué debemos hacer con Jesucristo, sino qué debe hacer Él con nosotros.»

Nadie puede quedar indiferente ante la persona de Jesús. Debe tomarse una postura. A cualquier otro hombre o mujer, podemos mantenernos neutrales – podemos tener una actitud ambigua ante la mayoría de las personas de la historia. Sin embargo, con Jesús no puede ser así. 

 

¿Por qué no se puede ser indiferente con Jesús?

Vamos a ver qué es lo que dice Jesús de sí mismo en el evangelio de Juan:

«Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.» 

«Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en oscuridad.» 

«Ciertamente les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡Yo soy!» 

«Yo soy la puerta; el que por mí entre, se salvará. Será como una oveja que entra y sale y encuentra pastos.» 

«Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás.» 

«Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si ustedes me conocen a mí, conocerán a mi Padre; y ya lo conocen desde ahora, pues lo han estado viendo.» 

«Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.» 

 

Si Jesús es pan, luz y puerta, si es camino, verdad y vida – más vale darle el lugar en nuestras vidas que le corresponde. 

¿Qué es lo que Jesús quiere de mí? 

Jesús quiere ser mi Salvador. Jesús quiere ser mi Señor. Jesús quiere ser mi Maestro. Jesús quiere ser mi Redentor. Jesús quiere ser mi Pastor. 

¿Cómo puedo entregarle mi vida a Él? ¿Cómo le puedo abrir la puerta a Jesús para que more en mí? ¿Cómo puedo hallarme en Cristo? ¿Cómo puedo participar de la vida que Él ofrece? ¿Cómo puedo encontrar el perdón de Dios por mis pecados y la ayuda del Espíritu Santo para vivir una vida transformada? ¿Cómo puedo ser verdaderamente parte de la iglesia? ¿Cómo puedo tener a Dios como Padre y los cristianos como hermanos y hermanas? 

Cuando Jesús comenzó a predicar el evangelio, llamaba al arrepentimiento.

Hay que reconocer que vamos mal, que en algún momento elegimos el mal camino. Nos hemos desviado de lo que Dios quiso para nosotros, para nuestro mundo. Debemos arrepentirnos de nuestros pecados, nuestra rebeldía y hacer un firme compromiso para no seguir iguales. 

Debemos acompañar este arrepentimiento con una confesión en que reconocemos que Cristo es el único camino, la verdad y la vida. Debemos proclamar que Jesús es el Hijo de Dios y que a partir de ese momento, queremos que sea nuestro Señor y Salvador. 

Cuando confesamos nuestra fe (confianza) en el Hijo de Dios delante de otros hermanos y hermanas, estamos pidiéndoles que nos ayuden a mantenernos fiel a tal confesión. Es un acto muy importante por el que pasan todos los cristianos. 

Junto con la confesión, debemos hacernos bautizar en agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para así recibir el perdón de los pecados, el don del Espíritu Santo y ser agregados a la iglesia universal. 

El bautismo es la recreación de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Mediante el bautismo, participamos verdaderamente en la muerte y resurrección de Jesús. Al morir con Jesús, nacemos de nuevo para una vida nueva en Cristo Jesús. Al recibir el perdón de Dios, el Espíritu Santo, somos añadidos a la iglesia – la familia de la fe. 

Cuando nos bautizamos pasamos a ser miembros del cuerpo de Cristo. El vivir con Jesús nos lleva a una vida activa en su cuerpo porque nos ha dejado una tarea importante: continuar su ministerio en la tierra hasta que Él vuelva. 

 

¿Cuál es el ministerio que Jesús nos ha dejado?

Lucas 4:18-19 nos enseña que Jesús vino a proclamar las buenas nuevas del reino de Dios y llevar la sanación de Dios a la gente – la sanación como señal a lo que Dios va a ser cuando reine plenamente en la tierra como en el cielo. Debemos continuar ese ministerio. Por eso, Dios nos llama el cuerpo de Cristo porque aunque Cristo está a la derecha del Padre, nosotros seguimos aquí para cumplir con la valiosa labor que Él inauguró. 

 

¿Por qué la iglesia del Señor se reúne los domingos? 

Primero, nos reunimos todos los domingos porque Jesús resucitó de entre los muertos el día domingo. Nos juntamos para adorar, hacer memoria de Él, compartir la Palabra y para animarnos en cuánto a la labor que nos ha dejado. 

 

¿Por qué cantar y orar a Dios juntos los domingos? 

Adoramos a Dios a través del canto porque nos hace bien proclamar quién es Dios y lo bueno que ha sido con nosotros. Tanto la adoración como la oración nos vuelve a ubicar delante de un Padre amoroso que cuida fielmente a sus hijos. Cantar alabanzas a Dios nos vuelve a llamar la vida que tenemos gracias a Jesús y nos desafía a vivir únicamente para Él. Orar a Dios es una muestra de nuestra dependencia de Dios por todo lo que tenemos y por lo que somos en la vida. 

 

 ¿Qué es la santa cena y quién puede participar? 

La santa cena fue un memorial que instituyó el mismo Jesús antes de morir. Lo hizo en el momento en que los judíos celebraban la Pascua, la fiesta que celebraba el éxodo de los hebreos de Egipto. De hacer así, Jesús daba a entender que su muerte también libera al pueblo de la esclavitud del pecado y que la celebración y el recordatorio que es la cena sirve para orientar y animar al pueblo de Dios a seguir su rumbo hacia Él. 

La cena es un memorial de lo que Jesús hizo por nosotros los cristianos, aquellos que han participado con Él en su muerte, sepultura y resurrección a través del bautismo. Si una persona no se ha arrepentido, confesado sus pecados y no ha participado juntamente con Jesús en su muerte y resurrección a través del bautismo, la santa cena se vuelve un pequeño refrigerio más, una comida sin sentido. Lo que le da poder y sentido a la cena es que recuerda y celebra la liberación del pueblo de Dios de su pecado – si no hemos beneficiado de ese hecho, no tiene sentido participar de la cena. Aunque no vayamos a negar la participación de los no cristianos en la cena, reconocemos que participar de ella carece de sentido cuando uno no transita por el camino de Cristo.  

 

¿Por qué tenemos una colecta de dinero en la iglesia? 

La iglesia del Señor es una familia que junta capital para funcionar como tal y para servir al mundo. La iglesia no existe para sí, sirve como señal del reino de Dios que irrumpe en el mundo. Por lo tanto, el dinero no está sólo para cubrir las necesidades de la familia sino también para ayudar a los pobres y necesitados fuera de ella. La colecta o ofrenda semanal nos permite tener una reserva para poder planificar la ayuda a los demás.



¿Por qué proclamamos el evangelio o por qué evangelizamos?

La proclamación de las buenas nuevas del reino de Dios – que Dios, a través de Jesús está siendo coronado Rey en la tierra como en el cielo – es una parte integral de nuestra razón de ser como iglesia. Hacemos esta proclamación en palabra y hecho a los que están dentro de la iglesia y también fuera también. 

 

¿Y vos? ¿Te animás a cambiar el rumbo de tu vida para unir tu voluntad con la voluntad de Dios?  C.S. Lewis dice que hay por lo menos dos tipos de personas: aquellas que le dicen a Dios, «que se haga tu voluntad» y aquellas personas que Dios les dice, «que se haga su voluntad». ¿Cuál tipo de persona serás vos? 

 

¿Insistirás en forjar el rumbo de tu vida o te rendirás ante Jesús quién es el único camino al Padre? La vida cristiana se trata de morir a uno mismo para nacer de nuevo y en esa vida nueva que Dios nos da, vivir con Él en el aquí y ahora. Para los bautizados, la eternidad ya comenzó. No tenemos que esperar el juicio final ni la instalación de la nueva creación, tenemos el privilegio de convivir en el presente con el Dios Todopoderoso que es amor.  

 

¿Qué harás con Cristo? O mejor dicho, ¿qué hará Cristo con vos?

Señales en el camino hacia Dios

Me encanta celebrar el día de acción de gracias con mi familia acá en Buenos Aires. Cada año me gusta compartir una pequeña reflexión para recordarnos que tenemos tantas razones para darle gracias a Dios. Aquí les comparto un texto que leí de uno de mis autores favoritos, Henri Nouwen. 

 

¿Cómo sabemos del amor de Dios, de su generosidad, de su bondad, de su perdón? A través de nuestros padres, amigos, maestros, pastores, nuestras parejas o nuestros hijos — ellos nos revelan quién es Dios para nosotros. Cuánto más los conocemos, nos damos cuenta que sólo nos pueden revelar un poco de Dios. El amor de Dios es mayor que el suyo, su bondad mayor que la suya y su belleza mayor que la suya. 

Al principio podemos sentirnos decepcionados con ellos. Por un momento, pensábamos que ellos nos podrían dar todo el amor, toda la bondad y belleza que necesitaríamos. Pero poco a poco vamos descubriendo que todos ellos fueron señales en el camino hacia Dios. 

 

¡Este año, doy gracias a Dios por mis amigos que me enseñan cuánto me ama Dios! 

- Jonathan 

 

Mi familia: Iglesia de Cristo Redentor

Mi familia: Iglesia de Cristo Redentor

 

I love celebrating Thanksgiving with my family here in Buenos Aires. Each year I share some thoughts about the many reasons we have to be thankful. This is a brief text that I shared from one of my favorite authors, Henri Nouwen. 

 

How do we know about God’s love, God’s generosity, God’s kindness, God’s forgiveness? Through our parents, our friends, our teachers, our pastors, our spouses, our children — they all reveal God to us. But as we come to know them, we realize that each of them can reveal only a little bit of God. God’s love is greater than theirs; God’s goodness is greater than theirs; God’s beauty is greater than theirs. 

At first we may be disappointed in these people. For a while we thought that they would be able to give us all the love, goodness, and beauty we needed. But gradually we discover that they were all signposts on the way to God. 

 

I am thankful for my friends who show me just how much God loves me! 

- Jonathan